ARTÍCULO: «Revise cláusulas y evalúe reprogramar: qué hacer ante la cancelación de un evento»

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Encuentros masivos como conciertos y shows están siendo reprogramados en su mayoría, y en el caso de cancelación, devolviendo el dinero. Pero, hay servicios que buscan evitar esa última opción y eligen solo aplazar el evento por el daño al negocio que un reembolso implicaría.

La Copa America, el estreno de la última película de James Bond, el gran festival de música Coachella en EE.UU. y hasta Disneyland han cancelado operaciones en los últimos días. Como estos, son miles los eventos masivos que han sido suspendidos alrededor del mundo por efecto del covid-19. La pandemia es el caso fortuito con mayor alcance en los últimos 50 años.

Y en Chile también se han tomado medidas y ya se han reprogramado varios eventos masivos y personales.

Devoluciones por definir

En los casos de shows y conciertos, en general, los organizadores están ofreciendo gestionar la devolución de los tickets . Lollapalooza es un ejemplo emblemático, pues es un evento que vende sus entradas con casi un año de anticipación, y las agota en pocos días. Por lo mismo, fue uno de los primeros en anunciar su reprogramación para fines de noviembre en Chile (inicialmente era en marzo). Además, abrieron la posibilidad de hacer devoluciones, aunque la organización aún no detalla la forma de como se hará.

Por otro lado, Irene González, directora ejecutiva del Teatro Nescafé de las Artes, comenta que todos los shows de marzo, abril y mediados de mayo -16 en total- están suspendidos, algunos cancelados y otros reprogramados. «La mayoría fue pospuesta de fecha, para por lo menos tres meses después. Lo difícil será calzar los eventos más tarde en el año, porque la cartelera 2020 ya está lista», dice.

En cuanto a devoluciones, el teatro está a disposición de lo que el cliente decida, ya sea reembolsar el dinero o guardar la entrada. «En general, las devoluciones se hacen de la misma forma en que se compraron, pero si se decreta cuarentena nacional, se anunciarán otras formas, probablemente 100% depósitos», adelanta González.

En PuntoTicket, en tanto, según la información publicada en su sitio web, hay cerca de 150 presentaciones suspendidas, en su gran mayoría (alrededor de 100) pospuestas, mientras que el resto fue cancelado con devolución de dinero. Muchos no entran en detalles sobre el reembolso, pues aún no han pactado las condiciones en qué se hará, en tanto que hay otros que sí dan la posibilidad de recuperar el dinero a través de transferencia, tras solicitarlo vía correo electrónico.

Flexibilidad al máximo

Lo más complejo, tal vez, es el plan de acción de los servicios que trabajan contra depósito, como los relacionados con el mercado de matrimonios, bienestar o reserva de salones.

En CasaPiedra, por ejemplo, cerraron la agenda de eventos por al menos tres meses, y están dando flexibilidad para postergar los encuentros. Y aunque aseguran que hay algunos que simplemente se deben cancelar -porque no son viables más tarde en el año-, la mayoría ha preferido aplazarlos. «Con la crisis social no dimos tanta flexibilidad como ahora, ya que esto es un caso de fuerza mayor mundial. Y aunque es una tarea titánica reprogramar y lograr ‘encajar’ todos los eventos, estamos abiertos a hacerlo, usando incluso domingos y feriados para fijar fechas», dicen desde el centro.

Lo mismo hizo la banquetera Sofía Jottar, quien liberó todas las fechas hasta el 31 de agosto. «De ahí en adelante, las reservas que estaban pagadas tienen prioridad de realización», asegura la también dueña del centro de eventos Casona de la Laguna.

El problema viene cuando se pide devolución, pues los operadores coinciden en que, al trabajar contra pago de reserva, muchas veces no se tiene flujo para reembolsar.

María Eugenia Álvarez, de Dominga Eventos, dice que, en su caso, los pagos pendientes están quedando para las fechas pactadas y solo se buscan nuevas opciones de realización.

«La gente lo ha entendido bien y han pagado según corresponde. Esto nos permite salir de la crisis en el corto plazo, pero deberemos buscar financiamiento porque esto es un shock que aparece en 24 horas y afecta las ventas de todo un año», agrega Jottar.

Algo similar sucede en Float Chile, un centro de relajación y bienestar (flotación) que también opera bajo reserva contra depósito. Según advierte uno de los socios, Francois Pouzet, decidieron cerrar al menos hasta fin de mes, y reagendar las más de 600 reservas que ya tenían pagadas. «Los clientes se lo están tomando bien, porque la idea no es devolver, sino reagendar. Veremos cuánto podemos resistir así, no es una situación fácil», dice Pouzet, aludiendo a que el flujo del negocio no aguanta para hacer reembolsos.

¿Qué se ha hecho en el pasado? Para terremotos, por ejemplo, tanto en CasaPiedra como banqueteras simplemente buscaron una nueva fecha para llevar adelante la reunión o celebración. «Para el terremoto de 2010, por ejemplo, todos los novios que teníamos en ese entonces asumieron el costo de lo que no se pudo utilizar, pero todo funciona desde los criterios, porque no estamos resguardados como industria», precisa Álvarez.

De todas maneras, recuerda, en los contratos se pueden pactar condiciones que prevean estas situaciones.

Fuerza mayor y contratos

Según explica Francisco Fontaine, socio de Fontaine y Cía. Abogados, cuando sucede un caso fortuito o de fuerza mayor, la ley exime al deudor de un contrato de tener que cumplir con lo que se obligó. «Los terremotos o pandemias son ejemplos clásicos de casos de fuerza mayor y, por lo mismo, no es necesario incluirlos expresamente en un contrato como medida de resguardo para no tener que cumplir con lo acordado», detalla. Así, el deudor de una obligación contractual que se ve afectado por un caso fortuito puede válidamente excepcionarse de cumplir con lo pactado», dice. Por ejemplo, explica que si un centro de eventos hubiera pactado, por contrato, con una persona la celebración de su cumpleaños y se ha debido cancelar por la pandemia, si no lograran llegar a acuerdo para aplazarlo, el contrato podría quedar sin efecto, las partes quedan exentas de deuda y tampoco pueden cobrar lo que no se haya realizado.

Por otro lado, y desde la perspectiva del acreedor, en un contrato es posible que las partes puedan regular de antemano los efectos del caso fortuito y establecer, incluso, que el deudor deba responder en caso de suceder. «Esto es bastante excepcional, ya que los deudores, por lo general, no están dispuestos a asumir ese riesgo, y este caso más bien podría considerarse una medida de resguardo para el acreedor, que podrá exigir al deudor una indemnización por los perjuicios que le supone la falta de cumplimiento por causa del caso fortuito», asevera Fontaine. Es decir, si ambas partes están de acuerdo, pueden detallar en el contrato una indemnización en caso de cancelación de un evento por fuerza mayor (como pandemias).

El abogado Ricardo Ibáñez, socio de Grupo Defensa, dice que la ley de Protección a los Derechos de los Consumidores pacta que si un consumidor paga el precio de una entrada para asistir a un evento que fue cancelado, al no haber cumplido la productora la prestación ofertada al consumidor, este último tiene el derecho de exigir la totalidad del valor pagado por dicha entrada. «Tema aparte será estimar si la cancelación del evento causó perjuicios a los consumidores, quienes, de poder acreditarlo, podrán presentar colectivamente una querella infraccional con indemnización de perjuicios en el juzgado civil competente, o bien si actúan de manera independiente, lo pueden hacer en el juzgado de policía local».

Lo más complejo, dicen los operadores, es el plan de acción de los servicios que trabajan contra depósito, como los relacionados con el negocio de las celebraciones, bienestar o reserva de salones.

Fuente: El Mercurio (21/03/2020)
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