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Según informe de Colliers International

Los espacios de trabajo compartidos, conocidos popularmente como co-work , se están abriendo paso en el Gran Santiago. Ello en el marco de una tendencia en la cual pequeñas y medianas empresas, o emprendedores, han apostado por estos recintos, tanto para generar ahorros respecto a la idea de firmar un contrato de arriendo de largo plazo para tener oficias propias, como para aprovechar sus ventajas en diseño y servicios.
De acuerdo a un análisis realizado por el Área de Estudios de Colliers International, actualmente existen 89 ubicaciones de oficinas de co-work en el Gran Santiago, con superficies que parten en los 50 metros cuadrados (m {+2} ) aproximadamente, hasta los 2.500 m {+2} en algunos casos.
«Con cifras a junio de 2019, contamos con 66.000 m {+2} de espacios arrendables, distribuidos en estas 89 ubicaciones. Estas superficies consideran «hot desk», oficinas privadas y escritorios dedicados», explica Soledad Silva, gerenta del Área de Estudios de Colliers International.
De acuerdo a la ejecutiva, las comunas donde se concentra la mayor cantidad de centros de co-work son Las Condes, con 46%; Providencia, con 18%, y Santiago, con 17%. «El tema de la conectividad es clave al momento de elegir las ubicaciones. Estos centros se ubican en eje Metro», agrega Soledad Silva.
La buena recepción de las empresas por estos servicios han impulsado a que grandes actores internacionales de este negocio hayan decidido ganar terreno en Chile, según explica Colliers.
«Hoy vemos que empresas multinacionales, como Wework e IWG (Regus), están tomando grandes superficies para dar cabida a una demanda cada vez más incipiente de empresas y personas naturales que buscan espacios flexibles de trabajo, donde confluyan otras personas y empresas, donde se puedan establecer nuevas redes de contacto, negocios, espacios comunes compartidos como terrazas, cafeterías, espacios de esparcimiento, entre otras variables», señala Enrique del Campo, gerente del Área de Oficinas de Colliers International.
Según Colliers, si bien en estas salas se ofrecen los mismos servicios que podría disponer una oficina, su aterrizaje no ha implicado competir con el mercado de arriendo de oficinas tradicional. ¿El motivo? «Los espacios de co-work incluyen servicios adicionales, como cafeterías, seguridad, administración de llamadas, artículos de oficina, impresiones; en general, todo lo necesario para tener un espacio de trabajo lo más completo y agradable posible. Estos espacios llegaron a satisfacer la necesidad de personas naturales o empresas que buscan espacios que les permitan mayor flexibilidad, tanto para crecer como para contraerse, poder tomar espacios por contratos más cortos que en general no son de interés para arriendos de espacios tradicionales», agrega el ejecutivo.
Otro aspecto que ha influido en potenciar esta tendencia ha sido la norma contable NIIF 16, la cual entró en vigencia en enero de este año para las empresas que reportan con la norma IFRS, y considera a los contratos de arriendo como una deuda dentro del balance de las empresas. «Al acceder a un co-work se firma un contrato de servicios, no un contrato de arriendo, por lo que es un gasto que no va en el balance, sino dentro del estado de resultados de la empresa», explica Del Campo.
Respecto a las proyecciones para este mercado, el ejecutivo señala que están dados todos los elementos para que siga creciendo.
«De seguir aumentando esta tendencia a futuro, esta industria podría llegar a ser uno de los principales tomadores de metros cuadrados de oficinas en el mercado», finaliza Del Campo.
«Multinacionales, como Wework e IWG (Regus), están tomando grandes superficies para dar cabida a una demanda cada vez más incipiente de empresas y personas naturales que buscan espacios flexibles de trabajo».
Fuente: El Mercurio (17/07/2019)
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