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El stock de cuentas a la vista en Chile es más de cinco veces superior al de cuentas corrientes. Además, tienen una penetración relevante en el segmento etano joven: los menores de 30 años concentran el 24% de las cuentas a la vista versus el 14% de las cuentas corrientes. En los últimos años, la industria bancaria ha mejorado su oferta, con la innovación y la tecnología como las protagonistas.

La sofisticación del sistema financiero producto de la transformación digital ha llevado a la mutación de los medios de pago, sobre todo en el uso del efectivo, que para muchos ya va en retirada. La oferta hoy es amplia y abarca diversas necesidades según el cliente, siendo las cuentas de depósito a la vista, más conocidas como cuentas vista, un claro ejemplo de estos avances y mayor bancarización.
Son varios los bancos que ofrecen actualmente este producto. En general, cada entidad cuenta con una hasta tres opciones de cuenta vista. La mayoría son adicionales a una cuenta corriente, por lo tanto, las debe solicitar el titular de la misma, y en algunos casos el requisito es que sea para un familiar. También hay alternativas virtuales: aplicaciones que funcionan como una cuenta para girar dinero, hacer transferencias y para pagar.
Hay bancos con mantención mensual gratuita y otros en que el cobro va desde las 0,08 UF (unos $2.300). Adicional a eso, algunos cobran además (o en vez) comisiones por uso, tanto por giros en cajeros automáticos como por consultas de saldo, por ejemplo.
Algunas entidades fijan un mínimo de edad para ser titular de una cuenta vista: la mayoría exige tener al menos 18 años, aunque otros entregan el producto a adolescentes menores de edad.
Menos requisitos que la cuenta corriente
De acuerdo con la Comisión para el Mercado Financiero, CMF, las cuentas a la vista juegan un rol importante en la inclusión financiera de la población y destaca la amplia dotación existente de opciones, los escasos requisitos para su apertura y su alta penetración en segmentos de jóvenes y mujeres.
Por lo mismo, son un producto masivo, a diferencia de las cuentas corrientes, que generalmente tienen asociadas líneas de crédito. De hecho, el stock de cuentas vista es más de cinco veces superior al de cuentas corrientes, según el Informe de Inclusión Financiera de la CMF a 2019. Además, tienen una penetración relevante en el segmento etario de menor edad: los menores de 30 años concentran el 24% de las cuentas vista versus el 14% de las cuentas corrientes.
Por otro lado, cerca del 50% de las operaciones con productos financieros proviene de las cuentas vista, no obstante este producto tiene asociado solo el 24% de los montos transados.
David Díaz, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, recuerda que inicialmente las cuentas vista solo permitían giros y depósitos directamente en el cajero físico de los bancos, lo que las hacía ideales para jóvenes que debían recibir dinero de sus padres mientras estaban de viaje o vivieran lejos por causa de estudios, evitando el tener que enviar el dinero físicamente al lugar de destino. Con el tiempo, agrega, se les fue agregando la posibilidad de asociar una tarjeta de débito que permitiera realizar giros, depósitos en la red de cajeros automáticos y efectuar compras directamente en comercios nacionales vía Redbanc. «Hoy existen algunas que ofrecen tarjetas de débito con marca de emisores internacionales (Visa, Mastercard), las que además permiten compras en el extranjero y pagos o compras online ; por ejemplo, para el pago de suscripciones a servicios varios (Netflix, Uber, compras de juegos online , etc.)», precisa.
Una opción para los jóvenes que reciben mesada
La tradicional cuenta vista es un producto que ofrecen las entidades financieras para ayudar a la administración del efectivo y permite depositar dinero para girarlo después en un cajero automático y usarlo como débito. En la CMF explican que si bien se la conoce como una alternativa de la cuenta corriente, en realidad es un depósito y normalmente no permite sacar chequera, por ejemplo. De hecho, es ofrecida a los clientes que no cuentan con los requisitos para optar a una cuenta corriente debido a su nivel de renta, según las políticas comerciales de cada banco (ver infografía).
Por otra parte, Maribel Corcuera, psicóloga infantil, señala que muchos padres optan por esta alternativa por la seguridad que supone. «Tienen bajo riesgo de robo del dinero que contiene la cuenta, y uno decide qué monto le entrega al hijo: ni más ni menos», dice y comenta que es una buena forma de empezar a introducir el concepto del dinero en los menores: «Hay bancos que permiten tener cuenta desde los 12 años en el caso de las mujeres y desde los 14 años en los hombres, porque la madurez entre ambos es distinta».
Asimismo, no recomienda dar a los jóvenes tarjetas de crédito o una cuenta corriente con línea de crédito. «Creo que el primer producto bancario de un joven debe ser entregado con montos fijos, que no pueda sacar más de lo que yo decido darle como padre», sostiene Corcuera y añade que para que eso resulte, se deben incorporar los conceptos de endeudamiento, crédito y mesada desde edades tempranas: «Los niños de hoy en día no conocen el valor del efectivo, porque todo se paga por transferencia electrónica, depósitos o tarjeta, entonces no tienen conciencia de qué es el dinero o cuánto vale».
Fuente: El Mercurio (07/03/2020)
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