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Apunta al consumo responsable para disminuir el impacto de la industria de la moda en el medio ambiente

Desde el año pasado que Juliana Campana (31) no compra blazers, ni blusas, ni vestidos para ir a su trabajo. Los arrienda.
Una de sus piezas favoritas, dice, es una chaqueta de animal print que arrendó hace poco en Recloset, una empresa chilena, con sede en Las Condes, que ofrece el servicio de alquiler de prendas para el día a día.
El negocio es nuevo en el país, pero cada vez menos raro en el mundo. Y es que el arriendo de ropa, hasta ahora una actividad limitada a trajes de fiesta, se está extendiendo a la moda de diario.
El sistema se ha popularizado principalmente en EE.UU. y Europa, aunque también ha empezado a surgir en Asia.
En noviembre pasado, la firma H&M dio a conocer su servicio de arriendo de ropa en una de sus tiendas de Estocolmo.
Es algo que ya había anunciado la marca Urban Outfitters unos meses atrás en EE.UU. y que ya existe en España, donde en los últimos años han abierto al menos seis empresas que alquilan desde poleras hasta jeans .
El viernes, el diario Singapore Business Review informó que los arriendos de ropa de diario también estaban creciendo en ese país, con al menos ocho empresas de este tipo creadas desde 2018.
El desarrollo de compañías como la neyorquina Rent the Runway (RTR), pionera en el alquiler de ropa de diario -activa desde 2009 -, también da cuenta del auge. En los últimos años, esta empezó a crecer anualmente a un ritmo del 40%.
Nueva generación
«Yo quería tener un clóset variado, pero a la vez sostenible», dice Juliana Campana. «Siempre me preocupó el tema de cómo generar menos basura, pero me di cuenta de que también podía aportar al planeta con un consumo más consciente y que eso también aplica a la ropa», cuenta ella.
La preocupación por el medio ambiente por parte de las nuevas generaciones es justamente uno los principales impulsores de la tendencia, explica Mariana Pattaro, fundadora de Recloset, que ofrece planes de suscripción que van desde los 15 mil pesos mensuales, membresía que se puede pagar a través de la donación de prendas.
«Mis clientas son mujeres jóvenes que vienen buscando una forma de consumo más sustentable», dice Pattaro.
«Hoy se habla del calentamiento global, y eso produce un conflicto con nuestros estilos de vida, y creo que tener un clóset colaborativo hace que muchos jóvenes sientan que aportan a reducir el impacto de la industria».
Varias vidas
Las cifras de las Naciones Unidas son claras: «La industria textil, la segunda más contaminante del mundo después de la petrolera, produce el 20% de las aguas residuales y el 10% de las emisiones de carbono en el mundo», según indican en su web.
Otro ejemplo es que para producir unos jeans se necesitan 7.500 litros de agua, un recurso cada vez más escaso. Entonces, la lógica detrás de arrendar ropa de diario sería prolongar la vida de muchas prendas para ayudar al planeta.
En Suecia, de hecho, comprar ropa de forma desenfrenada tiene un término: «köpskam», cuya traducción es algo como «la vergüenza por comprar más ropa de la necesaria».
La tendencia llevó al negocio chileno Rock N’ Dress, que arrienda vestidos de fiesta, a incluir recientemente algunos para el día a día, según cuenta Ignacia Amunátegui, una de sus fundadoras.
«Ahora estamos trabajando para sacar toda una línea de diario», adelanta ella. «La generación millennial ( nacidos entre 1981 y 1999) ve con más conciencia el hecho de que compramos y desechamos, y quiere cambiar su tipo de consumo».
Es algo de lo que ha hablado Alexandria Ocasio-Cortez (30), la congresista más joven de la historia de Estados Unidos, quien el mes pasado fue criticada en Twitter por usar ropa de diseñador para asistir al Congreso.
Para sorpresa de sus seguidores, ella reveló que las prendas eran arrendadas, una opción que, según dijo, considera rentable y ecológica.
10% anual crecerá el mercado de arriendo de ropa en el mundo hacia 2023, debido a una mayor conciencia medioambiental, según estimaciones de la consultora Research Nester.
Fuente: El Mercurio (15/03/2020)
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